miércoles, 31 de octubre de 2012

Samhain (o Halloween)




Todas las tardes de esta semana sin faltar una sola, ha sonado el timbre de la puerta y un grupo de niños me a soltado aquello de “truco o trato”!!!! , les dices amablemente que no es noche de Halloween y te dicen “Sí, a empezado ya”!!! Como  si la fiesta fuese uno de esos puentes acueductos, que empiezan un martes y terminan el lunes siguiente. O la semana blanca o la fiesta del “Piojo”.
Y oye, que yo soy la primera que celebra esta fiesta desde hace años, y pongo velas y calabazas, y doy a los chiquillos caramelos y dulces pero de eso a que empiecen una semana antes, como que no, que por hay no paso.

Antes cuando yo era pequeña, la noche de ánimas o de difuntos, era una noche tétrica, donde mi madre ponía un montón de lamparillas en una jofaina de aceite, y dos velas grandes frente al retrato de mi tío, no había calabazas, ni dulces, ni disfraces ni nada, por eso dicen que esta fiesta la hemos importado de los USA, pero no es cierto.
Los antiguos pueblos celtas, llegado el final de Octubre, solían celebrar una gran fiesta para conmemorar “el final de la cosecha”, la fiesta era conocida como “Samhain”, palabra gaélica que significa, “el final del Verano” (como la canción del dúo dinámico).
Esta fiesta representaba el momento del año en el que los antiguos celtas almacenaban provisiones para el invierno y sacrificaban animales.

Era el tiempo del final de las cosechas, y a partir de entonces, los días iba a ser más cortos y las noches más largas (ahora nos cambian la hora para hacer exactamente lo mismo que los celtas). Ellos creían que en esta noche de Samhain, (Halloween), los espíritus de los muertos volvían a visitar el mundo de los mortales. Encendían grandes hogueras para ahuyentar a los malos espíritus, comían y bebían, era su gran fiesta de bienvenida al Año Nuevo.


Los druidas se vestían esa noche con cuernos y cabezas de animales, disfrazados de espíritus y brujas. Recogían ofrendas de todos los habitantes de la comarca, algunos historiadores no se ponen de acuerdo en este punto, cuentan, que si los sacerdotes no quedaban conformes con los obsequios recibidos, les espetaban la famosa frase “Trick or Treak” y le quemaban la casa a la familia en cuestión, se llevaban a la hija virgen, mataban su ganado o les maldecían con enfermedades.
Personalmente creo que  toda esta parte es “invención” de la iglesia católica, aunque si, tengo que admitir que los ritos, serían crueles y sangrientos, que no satánicos, por que no olvidemos que el infierno y Satanás solo existen en algunas religiones.

Estos sacerdotes, llevaban consigo un nabo hueco por dentro y con una cara grabada en la parte frontal que representaba un espíritu, o un dios, el nabo estaba iluminado por la vela dentro de él, que era usado como linterna. Cuando esta práctica llegó a America, los nabos no eran abundantes pero si tuvieron el vegetal nativo, que pronto lo sustituyó “la calabaza” (menos mal por que hacer pastel de nabo, ya sería la lexe).

Estos rituales también incluían, al parecer algún que otro sacrificio humano.
En esta mágica noche, se abría la puerta del más allá y los vivos y los muertos, tenían la oportunidad de poder comunicarse.
Tras la romanización de los pueblos celtas, con alguna excepción como es el caso de Irlanda, y a pesar de que la religión de los druidas llegó a desaparecer; el primitivo Samhain, logró sobrevivir conservando gran parte de su espíritu y algunos de sus ritos.
Así pues, la tradición será recogida y se extenderá por los pueblos de la Europa medieval en especial los de origen céltico, quienes tradicionalmente ahuecaban nabos y en su interior ponían carbón ardiente para iluminar el camino de regreso al mundo de los vivos a sus familiares más queridos dándoles así la bienvenida, a la vez que se protegían de los malos espíritus. (El ejemplo claro de esta tradición la tenemos en el folklore de Galicia con “la santa compaña”).

Con el auge de la nueva religión, (el catolicismo) la fiesta pagana se cristianizó después como “el día de Todos los Santos”, (All Hallow´s Eve) de hay su expresión actual “Halloweén”.

A mediados del siglo XVIII, los emigrantes irlandeses empiezan a llegar a Norteamérica. Con ellos llegan, su cultura, su folclore, sus tradiciones y también su noche de Samhain. Eso sí con algunos cambios, estos europeos comenzaron a utilizar calabazas, mucho más grandes y fáciles de ahuecar en lugar de los consabidos nabos.
En un primer momento, la fiesta sufre una fuerte represión por parte de las autoridades de Nueva Inglaterra, de arraigada tradición luterana.
Pero a finales del siglo XIX, los Estados Unidos reciben una nueva oleada de inmigrantes de origen céltico.

La fiesta irlandesa entonces, se mezcla con otras creencias indias y en la secuela colonial se comienzan a contar historias de fantasmas, y la realización de travesuras, bromas o bailes tradicionales. La gente comienza a confeccionar disfraces o trajes para Halloween.
En resumen esta fiesta se desvela como una noche bañada por un aura mágica, misteriosa y aterradora. Personajes terroríficos, y hechizados, brujas, fantasmas, duendes y gatos negros, salen de sus cuentos y de sus leyendas para mezclarse entre los mortales, que se preparan con disfraces, bromas, pelucas, pinturas, y películas de terror, para recibirlos, aunque, sin perder el ambiente de fiesta y buen humor.

Halloween carece ya de sentido religioso alguno y como tantas otras fiestas, (navidad, semana santa, s. Valentín etc.) forma parte de nuestra sociedad y cultura consumista.
Es una fiesta ancestral reconvertida para la sociedad actual del ocio, nada tiene que ver ya con los rituales de los druidas, ni con los pueblos celtas, que dominaron la mayor parte del oeste y centro de Europa durante el primer milenio a.C.
Precisamente, es por ello, que no deberíamos olvidar su verdadero origen.
Sobre todo para los que piensan que es una moda importada de los Estados Unidos (que lo he escuchado veinte veces hoy en todas las noticias, que las dan supuestamente periodistas de carrera).

Hay que aclarar que se equivocan, ya que precisamente son ellos los que han mantenido viva esta vieja tradición Europea, que todavía en países como Irlanda, se sigue celebrando cada año, como la noche de Samhain, y que poco a poco vuelve a sus orígenes con más fuerza (bueno sin sacrificios humanos y esas cosas).
Hoy Halloween es una fiesta internacional de la que no podemos ignorar su origen, ni mandar a los niños a la calle una semana antes, por “que empieza ya la fiesta”. A si que mañana me espera una larga tarde , soportando los ladridos de Theodora y Zeus, cada vez que suene el timbre de la puerta y me espeten aquello de “ Truco o Trato”!!!!
Feliz, Samhain!!!!

3 comentarios:

  1. con lo q a ti te gusta galicia,yo sabia de esa fiesta por ellos sobre todo en el pueblo de Cedeira q no ha perdido la tradicion y sigue celebrando
    Samaín es para que muchos y muchas y así se puede entender a la perfección, como nuestro Halloween, el Halloween gallego, pero que ya existía en Galicia y países de origen celta mucho antes de que la celebración del día de difuntos o de todos los santos llegara a EE.UU.

    El Samaín en su origen más primitivo marcaba el tiempo del final del verano y la fiesta de la clase guerrera para dar paso al mundo de las tinieblas y la temporada más oscura del año. En la festividad más antigua del Samaín se usaban los cráneos de los enemigos vencidos en la batalla para alumbrarlos y colocarlos en los castros.

    Otero Pedrayo dedicó un texto de la revista Nós a la fiesta de los muertos en Irlanda “superposta simplemente á antiga de Samaín” y se refiere a las cuatro fiestas-asambleas que marcaban el ritmo del año celta y que eran en febrero “Imbolc”, en mayo “Beltaine”, en agosto “Lugnasad” y en noviembre “Samaín”.

    La tradición se fue perdiendo pero hay lugares de Galicia como Catoira, Cedeira, Muxía, Sanxenxo O Cedeira que todavía recuerdan la celebración de la fiesta que cuadra el día de Difuntos y Todos los Santos, con variantes, pero siempre con la presencia de las calaveras hechas con calabazas, melones en Cedeira, calacús en las Rías Baixas, muñecas de remolacha en Xermade (Lugo), abóboras en la región lusa de Tras-Os-Montes o “parramantas” en Cáceres.

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  2. hola, pasaba a visitarte y desearte un buen día
    por aqui también los niños estuvieron llamando a las puertas cuatro días ^-^

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  3. Gracias Jota, quizás cuando aprendamos a verla como algo real que hay al final del camino, y como una etapa mas, en lugar de un fin no tengamos necesidad de celebrar otras tradiciones, y podamos elaborar nuestros propios ritos, para honrarla y bendecirla.

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