domingo, 14 de noviembre de 2010

El Niño Descalzo

Con profusión incesante
caían copos menudos
de nieve; y el tierno infante
iba com los pies desnudos.
Aunque astroso y pobretón,
era una preciosidad,
con mucha penetración
y con diez años de edad.
A la escuela dirigía
su marcha con paso breve,
y sus plantas imprimía
sobre la cuajada nieve.
Un mercader de calzado
le vió pasar por su vera
y le dijo:_!Desdichado!
¿Cómo vas de esa manera?
Existe en mis almacenes
una abundante partida
de calzado, y allí tienes
zapatos á tu medida.
Hay allí calzado recio
tan bueno como el que más,
y por un exiguo precio
fuertes zapatos tendrás.
Así en tus pies no hará daño el frío con su rigor._
Y entre apacible y huraño
repuso el niño:_!Ay, señor!
De mi suerte lastimera
son mis pies testigos mudos.
¿Yo, pobre, qué más quisiera
que no llevarlos desnudos?
Pero está mi padre amado
sin labor y sin dinero
y para mí no hay calzado...
_¿Qué es tu padre?      
                                  _!Zapatero!

Alvaro Ortiz

                           _ La revista Socialista _ Madrid 1 de enero de 1906.

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