A estas alturas, el mundo entero conoce lo que aconteció en la Mina de San José, en Chile, pero verdaderamente se conocen las causas que motivaron la catástrofe??. De seguro como ocurre siempre, no se encontrarán responsabilidades para nadie. La Casualidad, El sino o la Parca fiera serán los catalizadores, no la avaricia de los contratistas, ni la desidia de los gobiernos, ni la pasividad de los medios de comunicación, a los que solo les interesa la “carnaza” de la historia.
Lamentablemente la vida de los trabajadores vale muy poco para tomar medidas que les sirva de garantía durante el trabajo. Y no se diga que este siniestro ha venido a sorprendernos.
Diariamente y en cualquier parte del mundo, los trabajadores son victimas de la codicia de los que manejan el capital, cuyo egoísmo, queda implícito junto a la imprevisión de las autoridades, estos son y no otros los causantes de estas catástrofes, en las que los trabajadores son siempre los que más pierden.
Lamentablemente la vida de los trabajadores vale muy poco para tomar medidas que les sirva de garantía durante el trabajo. Y no se diga que este siniestro ha venido a sorprendernos.
Diariamente y en cualquier parte del mundo, los trabajadores son victimas de la codicia de los que manejan el capital, cuyo egoísmo, queda implícito junto a la imprevisión de las autoridades, estos son y no otros los causantes de estas catástrofes, en las que los trabajadores son siempre los que más pierden.
Lamentablemente en España, estamos elaborando demasiado en el terreno de la teoría, y por exceso de ideologías padece el trabajador el empacho de doctrina.
Estamos desprovistos de iniciativa, faltos de medios en numerosas ocasiones, somos en resumen huérfanos de espíritu práctico.
Si alguien a padecido en nuestro país la enfermedad del idealismo, esos hemos sido nosotros, nos hemos pasado años soñando, sin pensar en más organizaciones gremiales que las previamente establecidas y conocidas por todos. Pensamos que la huelga, el mitin, la manifestación y los medios de comunicación, son los únicos procedimientos de lucha empleados por los trabajadores, que una vez cada cuatro años, haciendo una huelga general, serán la panacea que acabará con todos nuestros problemas.
Diariamente se escribe sobre ideas, pero poco de mejoras inmediatas. Los grandes núcleos se organizan fácil y rápidamente para pedir la no congelación o bajada de sus sueldos, pero para conquistar un derecho político o reparar una ofensa a la dignidad de los demás trabajadores se necesita la ayuda de todos.
A nuestra fortaleza, no se la mina con el procedimiento seguido hasta hoy por los dirigentes de gobierno, consistente en dividir las fuerzas, y ofrecernos víctimas propiciatorias con huelgas “al humo” y algaradas contra unos y otros en fiestas de guardar.
Para destruir el predominio de los advenedizos necesitamos persistir en que el trabajador es al fin y al cabo, el instrumento que mueve la máquina de la sociedad, necesitamos desarrollar la cooperación, cercenando el poder económico de la clase social innecesaria tal como los implicados del caso Malaya y tantos otros. Tenemos que llenar nuestro cerebro de ideales, de destellos de luz, que hagan sucumbir a nuestra actual indiferencia, causa principal de nuestra presente esclavitud.
_No la caridad, sino la justicia, ha de resolver el problema social. ¿Qué razón hay para que mendigue ni reciba de limosna el trabajo lo que de derecho le corresponde?_
Estamos desprovistos de iniciativa, faltos de medios en numerosas ocasiones, somos en resumen huérfanos de espíritu práctico.
Si alguien a padecido en nuestro país la enfermedad del idealismo, esos hemos sido nosotros, nos hemos pasado años soñando, sin pensar en más organizaciones gremiales que las previamente establecidas y conocidas por todos. Pensamos que la huelga, el mitin, la manifestación y los medios de comunicación, son los únicos procedimientos de lucha empleados por los trabajadores, que una vez cada cuatro años, haciendo una huelga general, serán la panacea que acabará con todos nuestros problemas.
Diariamente se escribe sobre ideas, pero poco de mejoras inmediatas. Los grandes núcleos se organizan fácil y rápidamente para pedir la no congelación o bajada de sus sueldos, pero para conquistar un derecho político o reparar una ofensa a la dignidad de los demás trabajadores se necesita la ayuda de todos.
A nuestra fortaleza, no se la mina con el procedimiento seguido hasta hoy por los dirigentes de gobierno, consistente en dividir las fuerzas, y ofrecernos víctimas propiciatorias con huelgas “al humo” y algaradas contra unos y otros en fiestas de guardar.
Para destruir el predominio de los advenedizos necesitamos persistir en que el trabajador es al fin y al cabo, el instrumento que mueve la máquina de la sociedad, necesitamos desarrollar la cooperación, cercenando el poder económico de la clase social innecesaria tal como los implicados del caso Malaya y tantos otros. Tenemos que llenar nuestro cerebro de ideales, de destellos de luz, que hagan sucumbir a nuestra actual indiferencia, causa principal de nuestra presente esclavitud.
_No la caridad, sino la justicia, ha de resolver el problema social. ¿Qué razón hay para que mendigue ni reciba de limosna el trabajo lo que de derecho le corresponde?_
Bueno cada vez me gusta más como escribes...¡que soltura!
ResponderEliminarEspero ansiosa el proximo capítulo.
Gracias por este ratito.
Besos.