Esta frase del título puede
tener distintos significados, uno de ellos, que el mundo puede ser conquistado
por mujeres y hacerlo propio, otro que las mujeres tenemos nuestro propio mundo
aparte del de los hombres… y el tercero es el título de un libro escrito por
Alain Touraine.
Hasta hace pocos años en
España (y desgraciadamente en muchos países aún pasa), efectivamente había un “mundo”
exclusivamente para mujeres, un mundo heredado de nuestras madres, abuelas y
tatarabuelas, un mundo en el que los hombres no tenían cabida, porqué si no,
les tacharían de “mariquitas” una mujer por el contrario si tenía la osadía de
jugar, trabajar o divertirse igual que un hombre, se tildaba de “marimacho”.
Creo haber escrito ya en
alguna ocasión, sobre una canción que se cantaba en mi niñez y juventud,
escrita por Emilio Aragón, al que todos tenemos un respeto y un aprecio
especial, pero con esta canción en particular a mi me tocaba un poco la moral.
“Lunes antes de almorzar, una niña fue a jugar pero no pudo jugar porque tenía que lavar… así lavaba, así así, así lavaba que yo la vi…”
Efectivamente, no solo no
podía jugar, si no que no podía hacer otra cosa, porque el
lunes se lavaba,
el martes se planchaba,
el miércoles se limpiaba la casa,
el
jueves se horneaba el pan,
el viernes, se repasaba la ropa,
el sábado se iba al
mercado
y el domingo se asistía a misa…
Y eso es lo que nos enseñaron
nuestras madres a muchas mujeres de nuestra generación, hacer todas las tareas
de la casa “nuestras labores” como profesión… además mi madre como hacía falta
dinero en casa, asimismo iba a “asistir” en alguna casa (esto es hacer las
mismas tareas pero con un pequeño estipendio, sin contrato, ni seguro, ni
derechos)… otras veces iba a las huertos a recoger verdura, con el mismo
sistema, trabajar mucho y cobrar poco.
Y así crecimos muchas, con el
estigma de ser mujer, de no valer para otra cosa, que para fregar, limpiar,
cocinar, tener hijos…
Muchas de las amigas que
conozco, no se podrían creer, la manía y las lágrimas que me costó a mi coser,
hacer crochet, cocinar y muchas de las cosas, que ahora amo realizar… me
costaban lágrimas porqué era injusto, y retorcido, mientras mis primos,
amigos y vecinos, se divertían jugando,
yo tenía que fregar los cacharros, hacer las camas, barrer el patio, dar de
comer a las gallinas, pelar patatas, poner el agua a calentar en la chimenea,
blanquear la ropa, tenderla, y cuando tenía un momento para mi, y me ponía a
leer, mi madre llegaba me daba un pescozón, me quitaba lo que estaba leyendo, y
me ponía hacer incrustación y bainicas en unas almohadas, ( qué odié, cuando me
casé las destrocé y las hice trapos para limpiar los cristales)… nunca podía idear
nada de lo que yo quería, siempre que contaba mis sueños me fueron pisoteados,
incluso entre mis amigas más cercanas pues estaban en la misma situación que yo…
Y me revelé, si, me revelé
pasando de hacer todo aquello que estaba predispuesto sobre mi condición de
mujer, me revelé incluso con el sacerdote, diciéndole que Dios, en realidad es
una mujer, cuando estuve a punto de lograr mi sueño, el Sino me castigó, o me
premió o lo que fuese, total que estuve en un hospital cuatro largos meses
entre la vida y la muerte, y después, una larga rehabilitación de la que aún no
me he repuesto ( ni lo haré nunca), al año siguiente me enamoré y me casé, y
comencé hacer mío, todo lo que había aprendido a la fuerza, pero siempre con la
idea de que lo hacía porqué quería, nunca por obligación, he criado a tres
preciosas hijas, a las que he tratado de enseñar, todo aquello que yo sé, todo
lo que he aprendido de la vida, pero sobre todo, a que nunca las pisoteen, ni
padres, ni maridos, ni amigos, ni jefes ni nadie, que hagan lo que necesiten o
quieran en las circunstancias en que la vida les lleve. Que si deciden como su
madre, tener un matrimonio una vida junto a un ser amado, el trabajo que
realicen, sea por placer, o por simple supervivencia, que no pasa nada por no planchar las sábanas,
ni los trapos de cocina, que los cristales no se caen por mucho que los
limpies, que si necesitan ir de compras, salir con amigos, pasar el día en un
museo, ir a la piscina, disfrutar con sus mascotas, que lo hagan, que sean
felices, que estudien lo que quieran y que viajen donde puedan, que en el
trabajo no se dejen manipular, ni por supuesto acosar… y sobre todo que nadie
les tenga que decir lo que deben hacer con su vida, que se respeten a si
mismas, y a los demás, que tengan su propia identidad…
Las fotos que acompañan este
escrito, son fotografías de los años 50, donde la mujer desempeñaba su “ papel”
de perfecta de ama de casa y madre, siempre con una sonrisa, esperando la
llegada de su esposo para servirle a cuerpo de rey…
Por último, os dejo un resumen
del libro “El mundo de las mujeres “de Alain Touraine.
A la pregunta
«¿Quién eres?», las mujeres de hoy responden sucesivamente «soy una mujer», «me
construyo como mujer» y «mi construcción personal tiene lugar a través de mi
sexualidad».
Las mujeres –como demuestra el trabajo de campo del que proviene el análisis, y que contempla los debates más actuales- habita un universo coherente de representaciones y de prácticas que se muestra profundamente distinto del de los hombres, porque se orienta hacia la creación de sí y a la recomposición de la sociedad. Los hombres, en cambio. Conquistaron el mundo concentrando los recursos en manos de unos pocos y reduciendo a trabajadores, colonizados, mujeres y niños a exponentes de la inferioridad.
Con las mujeres, la conquista del mundo pasa a segundo plano, desvaneciéndose a favor de la construcción de sí. Por ello, no sorprende que asuman con tanta claridad y determinación el advenimiento de este universo de carácter cultural que hoy se impone ante nuestros ojos.
El mundo de las mujeres, recoge las reflexiones del sociólogo francés Alain Touraine sobre la construcción sociológica del sujeto femenino. Después de un exhaustivo trabajo de investigación (más de 60 entrevistas) Touraine sitúa en el centro de su investigación a las mujeres, las nuevas protagonistas del siglo XXI y desgrana, como en la lucha para definirse e ubicarse en el universo masculina, las mujeres han dejado a tras los referentes masculinos para construirse identidades propias.
Las mujeres –como demuestra el trabajo de campo del que proviene el análisis, y que contempla los debates más actuales- habita un universo coherente de representaciones y de prácticas que se muestra profundamente distinto del de los hombres, porque se orienta hacia la creación de sí y a la recomposición de la sociedad. Los hombres, en cambio. Conquistaron el mundo concentrando los recursos en manos de unos pocos y reduciendo a trabajadores, colonizados, mujeres y niños a exponentes de la inferioridad.
Con las mujeres, la conquista del mundo pasa a segundo plano, desvaneciéndose a favor de la construcción de sí. Por ello, no sorprende que asuman con tanta claridad y determinación el advenimiento de este universo de carácter cultural que hoy se impone ante nuestros ojos.
El mundo de las mujeres, recoge las reflexiones del sociólogo francés Alain Touraine sobre la construcción sociológica del sujeto femenino. Después de un exhaustivo trabajo de investigación (más de 60 entrevistas) Touraine sitúa en el centro de su investigación a las mujeres, las nuevas protagonistas del siglo XXI y desgrana, como en la lucha para definirse e ubicarse en el universo masculina, las mujeres han dejado a tras los referentes masculinos para construirse identidades propias.
Huelga el 8 de
marzo… sin comprar, sin hacer tareas, sin mirar el Facebook, sin cocinar, sin
trabajar… Feliz día para Todas.