Todas las tardes de esta semana sin faltar una sola, ha sonado el
timbre de la puerta y un grupo de niños me a soltado aquello de “truco o trato”!!!!
, les dices amablemente que no es noche de Halloween y te dicen “Sí, a empezado
ya”!!! Como si la fiesta fuese uno de
esos puentes acueductos, que empiezan un martes y terminan el lunes siguiente.
O la semana blanca o la fiesta del “Piojo”.
Y oye, que yo soy la primera que celebra esta fiesta desde hace
años, y pongo velas y calabazas, y doy a los chiquillos caramelos y dulces pero
de eso a que empiecen una semana antes, como que no, que por hay no paso.
Antes cuando yo era pequeña, la noche de ánimas o de difuntos, era
una noche tétrica, donde mi madre ponía un montón de lamparillas en una jofaina
de aceite, y dos velas grandes frente al retrato de mi tío, no había calabazas,
ni dulces, ni disfraces ni nada, por eso dicen que esta fiesta la hemos
importado de los USA, pero no es cierto.
Los antiguos pueblos celtas, llegado el final de Octubre, solían celebrar
una gran fiesta para conmemorar “el final de la cosecha”, la fiesta era
conocida como “Samhain”, palabra gaélica que significa, “el final del Verano” (como
la canción del dúo dinámico).
Esta fiesta representaba el momento del año en el que los antiguos
celtas almacenaban provisiones para el invierno y sacrificaban animales.
Era el tiempo del final de las cosechas, y a partir de entonces,
los días iba a ser más cortos y las noches más largas (ahora nos cambian la
hora para hacer exactamente lo mismo que los celtas). Ellos creían que en esta
noche de Samhain, (Halloween), los espíritus de los muertos volvían a visitar
el mundo de los mortales. Encendían grandes hogueras para ahuyentar a los malos
espíritus, comían y bebían, era su gran fiesta de bienvenida al Año Nuevo.
Los druidas se vestían esa noche con cuernos y cabezas de
animales, disfrazados de espíritus y brujas. Recogían ofrendas de todos los
habitantes de la comarca, algunos historiadores no se ponen de acuerdo en este
punto, cuentan, que si los sacerdotes no quedaban conformes con los obsequios
recibidos, les espetaban la famosa frase “Trick or Treak” y le quemaban la casa
a la familia en cuestión, se llevaban a la hija virgen, mataban su ganado o les
maldecían con enfermedades.
Personalmente creo que toda
esta parte es “invención” de la iglesia católica, aunque si, tengo que admitir
que los ritos, serían crueles y sangrientos, que no satánicos, por que no
olvidemos que el infierno y Satanás solo existen en algunas religiones.
Estos sacerdotes, llevaban consigo un nabo hueco por dentro y con
una cara grabada en la parte frontal que representaba un espíritu, o un dios,
el nabo estaba iluminado por la vela dentro de él, que era usado como linterna.
Cuando esta práctica llegó a America, los nabos no eran abundantes pero si
tuvieron el vegetal nativo, que pronto lo sustituyó “la calabaza” (menos mal
por que hacer pastel de nabo, ya sería la lexe).
Estos rituales también incluían, al parecer algún que otro
sacrificio humano.
En esta mágica noche, se abría la puerta del más allá y los vivos
y los muertos, tenían la oportunidad de poder comunicarse.
Tras la romanización de los pueblos celtas, con alguna excepción
como es el caso de Irlanda, y a pesar de que la religión de los druidas llegó a
desaparecer; el primitivo Samhain, logró sobrevivir conservando gran parte de
su espíritu y algunos de sus ritos.
Así pues, la tradición será recogida y se extenderá por los
pueblos de la Europa medieval en especial los de origen céltico, quienes
tradicionalmente ahuecaban nabos y en su interior ponían carbón ardiente para
iluminar el camino de regreso al mundo de los vivos a sus familiares más
queridos dándoles así la bienvenida, a la vez que se protegían de los malos espíritus.
(El ejemplo claro de esta tradición la tenemos en el folklore de Galicia con “la
santa compaña”).
Con el auge de la nueva religión, (el catolicismo) la fiesta
pagana se cristianizó después como “el día de Todos los Santos”, (All Hallow´s
Eve) de hay su expresión actual “Halloweén”.
A mediados del siglo XVIII, los emigrantes irlandeses empiezan a
llegar a Norteamérica. Con ellos llegan, su cultura, su folclore, sus
tradiciones y también su noche de Samhain. Eso sí con algunos cambios, estos
europeos comenzaron a utilizar calabazas, mucho más grandes y fáciles de
ahuecar en lugar de los consabidos nabos.
En un primer momento, la fiesta sufre una fuerte represión por
parte de las autoridades de Nueva Inglaterra, de arraigada tradición luterana.
Pero a finales del siglo XIX, los Estados Unidos reciben una nueva
oleada de inmigrantes de origen céltico.
La fiesta irlandesa entonces, se mezcla con otras creencias indias
y en la secuela colonial se comienzan a contar historias de fantasmas, y la
realización de travesuras, bromas o bailes tradicionales. La gente comienza a
confeccionar disfraces o trajes para Halloween.
En resumen esta fiesta se desvela como una noche bañada por un aura
mágica, misteriosa y aterradora. Personajes terroríficos, y hechizados, brujas,
fantasmas, duendes y gatos negros, salen de sus cuentos y de sus leyendas para
mezclarse entre los mortales, que se preparan con disfraces, bromas, pelucas,
pinturas, y películas de terror, para recibirlos, aunque, sin perder el
ambiente de fiesta y buen humor.
Halloween carece ya de sentido religioso alguno y como tantas
otras fiestas, (navidad, semana santa, s. Valentín etc.) forma parte de nuestra
sociedad y cultura consumista.
Es una fiesta ancestral reconvertida para la sociedad actual del
ocio, nada tiene que ver ya con los rituales de los druidas, ni con los pueblos
celtas, que dominaron la mayor parte del oeste y centro de Europa durante el
primer milenio a.C.
Precisamente, es por ello, que no deberíamos olvidar su verdadero
origen.
Sobre todo para los que piensan que es una moda importada de los
Estados Unidos (que lo he escuchado veinte veces hoy en todas las noticias, que
las dan supuestamente periodistas de carrera).
Hay que aclarar que se equivocan, ya que precisamente son ellos
los que han mantenido viva esta vieja tradición Europea, que todavía en países
como Irlanda, se sigue celebrando cada año, como la noche de Samhain, y que
poco a poco vuelve a sus orígenes con más fuerza (bueno sin sacrificios humanos
y esas cosas).
Hoy Halloween es una fiesta internacional de la que no podemos
ignorar su origen, ni mandar a los niños a la calle una semana antes, por “que
empieza ya la fiesta”. A si que mañana me espera una larga tarde , soportando
los ladridos de Theodora y Zeus, cada vez que suene el timbre de la puerta y me
espeten aquello de “ Truco o Trato”!!!!
Feliz, Samhain!!!!
con lo q a ti te gusta galicia,yo sabia de esa fiesta por ellos sobre todo en el pueblo de Cedeira q no ha perdido la tradicion y sigue celebrando
ResponderEliminarSamaín es para que muchos y muchas y así se puede entender a la perfección, como nuestro Halloween, el Halloween gallego, pero que ya existía en Galicia y países de origen celta mucho antes de que la celebración del día de difuntos o de todos los santos llegara a EE.UU.
El Samaín en su origen más primitivo marcaba el tiempo del final del verano y la fiesta de la clase guerrera para dar paso al mundo de las tinieblas y la temporada más oscura del año. En la festividad más antigua del Samaín se usaban los cráneos de los enemigos vencidos en la batalla para alumbrarlos y colocarlos en los castros.
Otero Pedrayo dedicó un texto de la revista Nós a la fiesta de los muertos en Irlanda “superposta simplemente á antiga de Samaín” y se refiere a las cuatro fiestas-asambleas que marcaban el ritmo del año celta y que eran en febrero “Imbolc”, en mayo “Beltaine”, en agosto “Lugnasad” y en noviembre “Samaín”.
La tradición se fue perdiendo pero hay lugares de Galicia como Catoira, Cedeira, Muxía, Sanxenxo O Cedeira que todavía recuerdan la celebración de la fiesta que cuadra el día de Difuntos y Todos los Santos, con variantes, pero siempre con la presencia de las calaveras hechas con calabazas, melones en Cedeira, calacús en las Rías Baixas, muñecas de remolacha en Xermade (Lugo), abóboras en la región lusa de Tras-Os-Montes o “parramantas” en Cáceres.
hola, pasaba a visitarte y desearte un buen día
ResponderEliminarpor aqui también los niños estuvieron llamando a las puertas cuatro días ^-^
Gracias Jota, quizás cuando aprendamos a verla como algo real que hay al final del camino, y como una etapa mas, en lugar de un fin no tengamos necesidad de celebrar otras tradiciones, y podamos elaborar nuestros propios ritos, para honrarla y bendecirla.
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